Es uno de los instrumentos más antiguos, una reliquia de nuestros antepasados indígenas y negros, generadora de ritmo y danza, su sonido anuncia encuentro, alegría, parranda.
Su toque mágico entusiasma los espíritus y alboroza los corazones. Nace de un trozo de tronco de Iguá, árbol gigantesco y frondoso que abunda en el valle del magdalena, al cual se le adiciona cuero de venado o de chivo. Marcaba el compás en las fiesta. A veces las celebraciones se animaban solamente con el canto de un campesino y el golpe del tambor.
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